miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ternura


Yo amo de tu rostro la pálida hermosura,
La frente soñadora, el perfecto perfil,
Y amo de tu cuerpo la arrogante figura
Con su porte gallardo de elegancia viril.

Yo amo de tus ojos la infinita ternura
Tu gran ansia de amor, casi, casi infantil,
Y amo de tu espíritu la indómita bravura,
La clara inteligencia, la fuerza varonil.

Cuando imploras un beso, me pareces un niño
Ingenuo, melancólico, ansioso de cariño.
Más cuando lo he otorgado, tiembla todo mi ser.

En brazos del amante que vibra de pasión
Y dulce y femenino, mi joven corazón
Te quiere con ternura de madre y de mujer


Luna mejía, Mario. (1960)
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Emancipada



Me has dejado una sombra de tristeza
Al irte para siempre de mi lado,
A pesar de mi impávida entereza,
Quién sabe si en secreto te he llorado…..

Los mares sin tormenta de tus ojos
Que todas sus ternuras me han brindado,
Dejáronme tristeza en mis antojo;
La tristeza sutil de haber triunfado.

No estoy arrepentida. Mi existencia,
Tras horas del espíritu sangrientas,
Logro hasta de tu amor su independencia.

Pero era todo un sueño la promesa
En tus ojos de mares sin tormenta…
Me has dejado una sombra de tristeza.

Valladares, A.; Tróchez R.; Flores S.

Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Así es…..



Ella te ofreció
Todo lo que sabes que no tengo yo;
Un corazón
Que ha tenido y perdido más de una ilusión,
Un alma herida
Por la experiencia, flecha de la vida,
Y un intento pasado
Del que por ti jura haberse olvidado.

Y yo te he ofrecido
Un rosal tan joven que aún no ha florecido;
Yo soy el futuro
Porque mi corazón es virgen y puro
Y aún sueña feliz con coger una estrella….

Dime ¿Crees tú su promesa más bella?
Si su experiencia en mí no encontraras,
¿Mi juventud podrá ella darte? ¡Jamás!

Oye, su ternura
Debe estar  mezclada con mucha amargura,
Mientras que mi amor
Es como el agua clara de un surtidor.

La experiencia prefieres,
Ser mi iniciador en el amor no quieres,
Y te vas, sin saber
Que es mucho mas bello enseñar que aprender.
Volverás, algún día arrepentido,
Pero entonces, quizás, el rosal haya ya florecido

Valladares, A.; Tróchez R.; Flores S.
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Bibliografía



- González, José. (2008) Cronología de la literatura hondureña del siglo XX, Tegucigalpa: Primera Edición, Unidad de publicaciones IHAH, (Instituto Hondureño de Antropología e Historia) página 138

-Valladares, Alejandro.; Gilberto Tróchez, Raúl.; Flores Santiago. Antología Cuaderno de poesía hondureña 23 Honduras, Secretaria de Cultura.;  Dirección General de Cultura. Página 7-12

- Argueta, Mario. (1998) Diccionario de Escritores Hondureños, Tegucigalpa; Editorial Universitaria página 37

- Argueta, Mario. (1998/2004) Diccionario de Escritores Hondureños (4ta Edición), Tegucigalpa; Editorial Universitaria página 56

-Argueta, Mario. (1993) Diccionario Crítico de obras Literarias Hondureñas (1era Edición) Editorial Guaymuras páginas 106 – 108

-Luna Mejía, Manuel. Trayectoria del Soneto en Honduras Página 129

-Luna mejía, Mario. (1960) Índice General de poesía Hondureña Editorial latinoamericana página 113 – 116

-Pineda de Gálvez, Ada Luz. (1998) Honduras: Mujer y Poesía/Antología de Poesía Escrita por Mujeres 1865 – 1998 Editorial Guardabarranco página 185 – 199

martes, 7 de diciembre de 2010

Única


¡Cuántas mujeres en tu vida inquieta!
Vagos fantasmas de un lejano ayer….
¿No dejó ni una huella la silueta
De alguna, en honduras de tu ser?

Quién sabe…. Se alejaron del poeta
Marchitas ya las rosas del placer,
Quizá sintiendo la angustia secreta
De que se iban para no volver.

Pero ya que  fue en la primavera,
Que deshoje antes de que se abriera
La rosa de nuestra íntima ilusión,

Aunque soy una errante peregrina,
Un día volveré, cual golondrina,
Que su nido dejó en tu corazón.

Luna mejía, Mario. (1960)
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Todavía



Todavía hay perfume en tu recuerdo,
A pesar del olvido y la distancia,
Y a pesar de los cambios, yo no pierdo
El placer de envolverme en tu fragancia.

Todavía hallo encanto en el pasado,
Pleno de tus borrascas y tus flores,
A pesar del presente que me ha dado
La dulzura y la paz de otros amores.

No es que sueño lo que……pudo haber sido,
Es que hubo algo que no mató el olvido,
Que vive, que recuerda y que perdura.

Es que mi alma hoy amante de lo cuerdo,
Puede aún embriagarse de locura.
Todavía hay perfume en tu recuerdo.

Pineda de Gálvez, Ada Luz. (1998)
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Nómada



Me aburro de la gente, las cosas, los lugares;
Tengo un alma de nómada con la ilusión de andar
Por el lejano mundo. Siempre hay en mis cantares
Amor por lo distante y anhelos de volar.

Yo quiero ver la tierra, cruzar todos los martes;
Viajar, ir siempre errante en continuo soñar.
Como el naranjo esparce su lluvia de azahares,
Pétalos de mi vida yo quiero disipar.

No quiero detenerme, no quiero definirme
Quiero ser admirada, deseada, luego irme
Como la primavera, siempre bella y fugaz

Todo aroma y ensueño, toda luz y armonía
Dejando algún recuerdo, perfume de poesía…
Seguir, seguir andando y no llegar jamás


Valladares, A.; Tróchez R.; Flores S.
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

En el Lago de Yojoa (Poema)


Me parece que estoy dentro de un ópalo inmenso
De matices muy raros, misteriosos y bellos,
Luces suaves y tímidas, fulgor vivo e intenso
Con reflejos de plata y dorados destellos

El cielo es gris-perla con luces plateadas,
a los lados montañas grandiosas y oscuras
cuyas cúspides besan las nubes rosadas
y se miran extáticas en las verdes honduras.

Vivo un cuento doradi; soy princesa oriental
Prisionera en el centro de esta piedra fatal
Amarrada a una nueve, a un celaje de tul.

Y es tan real el ensueño que mi alma adivina
Envuelto en el misterio de la baja neblina
El cabello con alas de mi príncipe azul

(Primavera de 1927)

Valladares, A.; Tróchez R.; Flores S.
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Reseña

Los escritores Raul Gilberto Tróchez y Litza Quintana han expresado valiosísimos criterios con relación a la persona y la obra de Victoria Bcrtrand, conocida en el ambiente literario con su seudónimo de Alma Fiori. Hemos incluido estas muestras ensayísticas y de crítica exacta para conocer la atrayente personalidad de esta poeta hondureña que fuera bautizada como la "poeta errante", dado su espíritu aventurero y sana bohemia.
Elvia Castañeda de Machado (Litza Quintana), publicó en la revista Ideas No. 10, Año III, abril-mayo de 1973 el trabajo titulado Tránsito de Alma Fiari, del cual hemos extraído los párrafos que siguen:
“Siempre en nuestro espiritu, quedo como un halito de leyenda o de perdidas interrogantes, después de leer los versos exquisitos de Alma Fiori o de saber sobre sus andanzas por los desmesurados predios de Norteamérica, algo así como un deje de nostalgia por no haberla conocido personalmente.
Sus versos han dejado cada vez en nosotros, una  dulzura nueva con la convicción de que fue una poetisa de inspiración permanente que no quiso que fluyera en todo su torrente desbordado. Eso nos hizo imaginarla dueña de una  mirada con el color del  paisaje tropical nocturno, silencios, acongojado por una gran soledad escudriñarte de las grande urbes distintas a nuestra idiosincracia
desconocida.
Y no  sabíamos que nuestra Alma Fiori (esa Victoria Bertrand surgida de las pampa olanchana),
Hubiera sido dueña de unos imponentes y escrutadores ojos verdes, tan verdes como nuestro pinos eclosionados de sol, como nuestros valles de expectante clorofila como el corazón rebosante de esperanzas que se vuelca todas en una insatisfecha  realización ... Lo supimos en el Archivo Nacional de Honduras, cuando  don Julio Rodríguez Ayestas puso en nuestras manos uno de los números más interesante publicación periodística  de García Monge, Repertorio Americano, editada en San
José de Costa Rica el 15 de diciembre de 1952, en  la que e1 gran  escritor americano Alberto Ramhao hace un homenaje de admiración y cariño profundo a la hondureña errante. En esta  publicación aparece una fotografía, muy buen lograda de Victoria Bertrand, donde resalta, además de su exótica belleza física, una especie de aureola con que baña las noches de verano, una estrella fugaz.
Nos dice Rambao que ella  dio el lujo de morir en México para andar en ello a la vera de Sor Juana. La poetisa que fue entre ánades Alma Fiore, autora de Nómada y Canciones del camino y  de otro libro de poesías recopiladas que estaba preparando en México cuando la madrina negra le tocó el hombro”.
Toyita Bertrand era la hija mayor del presidente Bertrand. Estudio muy joven en un colegio de religiosas en Nueva Orleans y más tarde se traslado a Nueva York, donde fue secretaria del escritor Rambao, de cuya sabiduría obtuvo el entusiasmo grande por el quehacer periodístico y aún por el propiamente literario.
Muy pronto ya estaba Victoria como redactora de varias revistasen español y en ingles; en su calidad de reportera voló de país en país para plasmar los diálogos con altos personajes de la política y las letras. Don Alberto, mientras tanto, la animaba para que no descuidara su oficio de poeta y llegara hasta la cumbre en una “postrera eclosión de su lirismo”
Un detalle que resalta Rambao en su homenaje intitulado “Transito de Alma Fiori”, es la “unción estética” en que se escudó, ocultándolo, la Alma Fiori que deambulo en el apostolado literario: por un lado, el nunca olvido de la disciplina mística adquirida en su recogimiento con la monja de Louisiana y por otro, el desemboque en el mística oriental de Krishnamurti, enraizada en su espíritu a la sombra de alguna teosofía, volcada en su gran lealtad por la patria y los amigos por ese verdor reminiscente de su lejana Honduras y en una serenidad muy firme en los alcances felices de cada quehacer cotidiano. Con todo ello, su lira hizo brotar mas bien el constante erotismo adolorido o un panteísmo occidental helenico” que alguna ocasión movió a la crítica.
(..) Alma Fiori vivió como nómada y por eso quizás, nunca quiso decir el adiós definitivo. Manifestó un interminable anhelo de fluir, siempre puro, permanente, pleno de exquisiteces ancestrales en una intención momentánea que acusaba minuto a minuto un decisivo afán de “vivir”. Y vivió plenamente. En las latitudes de las letras existió y existe con el afán de un arte dignificado a quien no le pone fronteras el mundo y tal vez ni siquiera el más allá………
Nosotros sólo citamos, un tanto tímidamente, el impacto que nos produce la Alma nómada en cada uno de sus versos, cuya intención nos habla de dejar un ejemplo perenne a la femenina posteridad. Una propia e inquedrantable voluntad la hizo exclamar, queriendo ser:


“Admirada, deseada y luego irme
Como la primavera, siempre bella y fugaz,
Todo aroma y ensueño, toda luz y armonía
Dejando algún recuerdo, perfume de poesía…….
Seguir, seguir, andando y llegar jamás….”
Raúl Gilberto Tróchez ensancha nuestro conocimiento sobre Alma Fiori y un hermoso epígrafe encabeza sus delicados pensamientos acerca de esta dama de la poesía hondureña y nos los expresa así:

“Victoria Bertrand: todavía hay perfume en tu recuerdo”
“Entre las mujeres que en el pasado demostraron su lucha y su talento, como profesionales y como poseedoras de una gran sensibilidad, que les permitió sobresalir en las ciencias, en las artes y en las letras, tenesmo a la bien recordada poeta olanchana Victoria Bertrand, la culta compatriota que empezó a hilvanar sus inquietudes líricas a principio del siglo que agoniza, desarrollando una labor meritoria y vasta, colocándose en las páginas más hermosas de la historia de las letras nacionales.
Victoria encontró la fuente de su inspiración en la naturaleza del suelo hondureño, disfrutando del murmullo de la fuente, de la bendita paz del bosque agreste, del susurro del pinar, del saludo del viento matinal y del canto del pájaro campero y soñador. Descansó bajo la sombra amiga del ramaje protector: pensó, soñó, deliró….Se olvidó por instantes del pasado y del presente, sin avizorar el futuro; vivió imbuida en la ilusión…… ¿lo demás? No le importo.
En su poema En el pilar, Victoria Bertrand en los versos alejandrinos había aprendido a encerrar su desbordante inspiración dentro de los catorce versos del soneto clásico, fiel a la tradición literaria de su tiempo, siguiendo los cañones d las preceptiva del momento. Victoria era maestra en el arte de bordar sutiles filigrams en dos tercetos. Sus sonetos tienen belleza suma, talento en el fondo, sorpresa y cabal solución en el toque fina l(véase Todavía) (…) parece que Victoria Betrand, fue posesiva en el amor, supo querer y tal vez corresponder. Nada sabemos de su vida amorosa, pero sius versos la delatan como orgullosa. Ell misma lo dice en su poema Orgullosa: en él termina declarando que “jura, que, al revés de otras mujeres, como supo querer, sabrá olvidar”.  (Publicado en la Tribuna, 2 de julio, 1994)

Pineda de Gálvez, Ada Luz. (1998)
Luna Mejía, M. (1960)
Argueta, Mario. (1993)
Argueta, M. (1998/2004)

Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com 

Biografía








VICTORIA BERTRAND ALVARADO
(ALMA FIORl)
(Juticalpa, Olancho, 1907 - México, 1952)

Su nombre completo es Francisca Victoria Bertrand y su nombre literario “Alma Fiori”. Fueron sus padres el ex presidente de honduras, Dr. Francisco Bertrand Barahona, y doña Victoria Alvarado Buchard, ambos originarios de Juticalpa, Olancho.
Su primera infancia transcurre en Juticalpa. Se traslado a la capital cuando su padre asumió la presidencia del país. Recibió instrucción privada y asistió luego a la escuela de las señoritas Saravia.
Entre los años de 1919 y 1926 permaneció con la familia en estados Unidos, donde realizo estudios superiores. Fue corresponsal de la revista Norte editada en New York. Su libro de poemas Nómada fue publicado por Repertorio Americano en San José, Costa Rica en 1936 y Cantos del Camino (1951), más un libro inédito.
Lamentablemente su vida fue interrumpida a la edad de 45 años en la ciudad de México en 1952. Ese mismo año, el escritor Alberto Rambao rinde tributo de admiración y cariño a la hondureña errante a través de Repertorio Americano, publicación de García Monge en Costa Rica.
Sus poemas han sido difundidos en diarios, revistas y antologías del país y del extranjero.


Pineda de Gálvez, Ada Luz. (1998)
Compilador: Martinez, R. (2010) Diciembre Apreciación Literaria UNITEC, Honduras escritoravictoriabertrand.blogger.com